1.1 CONCEPTO DE MICROEMPRESA
Según la Ley 590 de 2000 en su artículo 2, la microempresa es toda unidad de explotación económica, realizada por persona natural o jurídica, en actividades empresariales, agropecuarias, industriales, comerciales o de servicios, rural o urbana, que tenga como parámetros:
a) Planta de personal no superior a los diez (10) trabajadores.
b) Activos totales por valor inferior a quinientos uno (501) salarios mínimos mensuales legales vigentes.
1.2 CLASIFICACION DE LA MICROEMPRESA
Chaves et al (1997) desarrollaron una clasificación desde el punto de vista mercadeo que debe ser tenida en cuenta:
Precisamente por esta particularidad, es necesario hacer una clasificación de las microempresas de acuerdo con el tipo de relación que ellas establecen con sus segmentos de mercado. De tal forma que se pueda hacer recomendaciones orientadas a lograr la inserción y el posicionamiento de estas unidades productivas en el mercado, de acuerdo con sus características, necesidades y posibilidades.
Además, un estudio detallado de la problemática de la microempresa frente al mercado debe realizarse en cada actividad económica porque existen diferencias sustanciales entre ellas.
Incluso dentro de cada actividad económica, las microempresas tienen posibilidades diferentes según su nivel de desarrollo tecnológico y la capacidad empresarial y gerencial de sus propietarios.
En el anexo 1, se presenta una propuesta de clasificación de las microempresas, basada en estas dos características, que ilustran la afirmación anterior, y pueden utilizarse para definir estrategias de comercialización apropiadas a cada grupo de ellas.
1. Estrechez del mercado.
Un problema generalizado de la microempresa es el reducido mercado para sus productos[1]. La microempresa produce para nichos de mercado, generalmente de sectores populares, en los cuales los requisitos de calidad, precio y volumen son menos exigentes y por lo mismo relativamente más fáciles de alcanzar. Además son menos competidos por empresas de mayor calidad, debido a que los bajos ingresos de los consumidores no los hacen atractivos a éstas. La competencia en estos nichos de mercados se realiza fundamentalmente entre las propias microempresas o pequeñas empresas.[2]
Esta limitación no es aplicable por igual a todas las microempresas. Para abordar en forma apropiada el análisis y tratamiento de los problemas de mercadeo es necesario diferenciar cinco tipos de microempresas según la clase de relaciones que mantienen con el mercado.
1.1. Inducida
En esta categoría se ubican las microempresas que han sido constituidas con el apoyo de empresas de mayor tamaño, con el objetivo de realizar la producción de partes, descentralizar parte del proceso productivo o prestar servicios de mantenimiento. La totalidad de la producción es ejecutada para la empresa gestora y por esto tienen un mercado asegurado. Ejemplos de este tipo de microempresas son los grupos precooperativos creados por el Ministerio de Obras Públicas y Transporte en convenio con el SENA y Dancoop para el mantenimiento de carreteras; y las microempresas que elaboran partes intensivas en mano de obra para empresas de mayor tamaño.
Es evidente que en este tipo de microempresas las actividades de mercadeo se reducen a conservar la calidad del producto y al cumplimiento oportuno del servicio; y en consecuencia, es poco el apoyo que en esta área necesitan. Más necesarios e importantes son los servicios que puedan prestárseles para mejorar la productividad vía financiación para la adquisición de máquinas y equipos, y mediante la capacitación técnica de sus trabajadores.
1.2. Satélite
En este grupo pueden ubicarse las microempresas cuya producción se hace para otras empresas o comercializadoras de las cuales reciben los diseños, las materias primas y la asistencia técnica. Al igual que las microempresas inducidas, tienen en cierta medida garantizada la comercialización de su producción; sin embargo, las relaciones de dependencia generan baja capacidad de negociación en detrimento de los ingresos de la microempresa.
No obstante estas desventajas las microempresas satélites disfrutan de los siguientes beneficios:
- Especialización en pocas líneas de producción y trabajo con materias primas de mejor calidad que permiten mayores niveles de productividad.
- Asimilación de nuevos diseños.
- Menores exigencias de capital de trabajo.
- Mayor estabilidad de ingresos.
- Dedicación exclusiva a la producción.
- Pago relativamente oportuno de la producción.
- Desarrollo productivo a través de la transferencia de tecnología de la empresa contratante.
-
Para este tipo de microempresas la acciones de formación en mercadeo deben estar orientadas a lograr que el empresario amplíe sus alternativas de contratación y mejore su capacidad de negociación, brindándoles capacitación en análisis de costos del tal forma que cuenten con información suficiente para tomar decisiones acertadas.
Igualmente requieren de capacitación y asistencia técnica para aumentar su productividad y competitividad.
1.3. De trabajo por encargo
Este tipo de microempresas sólo producen o distribuyen bienes o servicios previa contratación con el cliente, del cual generalmente logran un anticipo que al menos cubre el costo de las materias primas. Ejemplos de microempresas de este grupo son las modisterías, reparaciones de todo tipo, la mecánica industrial, la carpintería metálica, y los servicios personales.
Se excluyen de este grupo las microempresas que contratan trabajos por encargo con instituciones públicas y privadas que, por insertarse en un mercado más competido, se ubican mejor en el siguiente grupo.
No obstante que este tipo de microempresas tiene ventajas comparativas respecto a las de mercado abierto (anticipos, pago seguro y oportuno, periodicidad de la demanda), generalmente los empresarios no valoran su situación ventajosa y abusan de sus clientes, desaprovechando las oportunidades para conservar y aumentar su clientela a través de la satisfacción de los consumidores. En las relaciones empresario-cliente se presentan regularmente estas situaciones:
- Cobro excesivo (precios no competitivos) con la intención de "desplumar al cliente"
- Inconsistencia en la fijación de los precios por desconocimiento de procedimientos para determinar los costos y de las políticas de precios.
- Incumplimiento en la entrega oportuna del producto o en la prestación del servicio.
Insatisfacción del cliente respecto a la calidad del producto esperado, porque generalmente no se hacen acuerdos escritos sobre las características del producto o el servicio contratado.
-Las acciones de mercadeo y comercialización con este tipo de empresas deben centrarse en la formación de empresario para fortalecerle su sentido de responsabilidad y cumplimiento cabal y oportuno de los compromisos pactados como un medio de mejorar la imagen de las empresas y aumentar la clientela a través de la satisfacción del cliente.
-Igualmente requieren de capacitación y asistencia técnica para aumentar su productividad y competitividad.
1.4. De mercado abierto con cobertura física restringida
En este grupo se pueden ubicar las microempresas que comercializan su producción directamente con el consumidor (panaderías, restaurantes, tiendas).
Esta categoría al igual que la anterior tiene ventajas comparativas con respecto a las microempresas de mercado abierto. Tienen en cierta medida una clientela cautiva determinada por la cercanía física y los hábitos de consumo de la población.
Para este grupo de empresas las acciones de mercadeo y comercialización deben dar prioridad a las formación de los empresarios para mejorar su servicio al cliente, la presentación de sus negocios y lograr mayor competitividad mediante el mejoramiento de la calidad.
1.5. De mercado abierto
En esta categoría se ubican las microempresas que generalmente comercializan su producción (confecciones, calzado, marroquinería, etc.) a través de distribuidores detallistas o mediante contratación con entidades públicas o privadas.
Estas microempresas, que tienen gran presencia en la industria nacional, se ven más expuestas a la competencia y sufren con mayor impacto las deficiencias y limitaciones que se enuncian a continuación. Por estas razones las comercializadoras y las cámaras de comercio les han ofrecido mayor apoyo.
Débil capacidad de negociación.
Como consecuencia de la estrechez de su mercado la microempresa tiene baja capacidad de negociación. Enfrentados a pocos compradores los empresarios de las microempresas se ven obligados a aceptar condiciones onerosas de comercialización, como: precios bajos, venta a crédito, con plazos que oscilan entre los 30 y los 120 días, y devolución injustificada de productos.
La situación más difícil la soportan los productores de calzado que casi por tradición tienen que vender su producción con cheques postfechados a 90 días, los que generalmente descuentan con sus proveedores a un interés del 5% mensual y recibiendo la mayor parte de su valor en materias primas.
Según los productores estas condiciones de comercializar el calzado están muy arraigadas y es muy difícil de modificarlas porque el mercado cada día es más competido no sólo por los productos extranjeros y el contrabando, sino también porque esta actividad es de fácil entrada y cada día más operarios se vinculan a ella como productores.
3. Baja productividad.
La baja productividad de la microempresa se debe fundamentalmente a los siguientes factores:
- Máquinas y equipos de tecnologías atrasadas
- Utilización de materias primas de menor calidad, bien porque no se tiene acceso a las de mejor calidad o porque para poder competir en el mercado, el empresario opta por las de menor precio.
- Utilización de mano de obra semicalificada.
- Alta rotación de la mano de obra, debido a la baja remuneración del trabajo y a la falta de los servicios seguridad social.
- Deficiencias en los procesos de planeación, programación, dirección y control de la producción.
Con relación a la productividad de la microempresa se presentan dos concepciones:
Una concepción paternalista que no cree en la posibilidad del desarrollo tecnológico de la microempresa y por lo tanto considera que sólo debe brindársele un apoyo para hacer menos difícil su situación.
En contraposición a ésta se presenta una concepción "desarrollista" que considera que hay microempresas que pueden alcanzar mayores niveles tecnológicos mediante acciones que les permiten superar sus dificultades y limitaciones productivas combinándolas con estrategias en las áreas de mercadeo y financiera.
Puede decirse que ambas posiciones tienen validez de acuerdo con el tipo de microempresa al que se aplique.
4. Deficiente calidad del producto.
La baja calidad de los productos y de los servicios de la microempresa se debe en gran parte a la baja tecnología de su maquinaria y equipos, a la falta de capacitación técnica del empresario y de sus trabajadores, y al uso de materias primas de menor calidad. Como la microempresa produce para los estratos más pobres de la población, frecuentemente se ve obligada a utilizar materias primas de baja calidad para hacer accesible el producto o el servicio a este tipo de población.
Debido a estos factores la microempresa "se acomoda" a una clientela que como quedó dicho es poco exigente en cuanto a la calidad del producto habida cuenta de las ventajas que le ofrece la microempresa en cuanto a precio, distribución y oportunidad del servicio.
Esta estrategia de mercadeo que puede ser útil para estos nichos de mercado, no tiene ninguna validez cuando se trata de llegar a otros segmentos de mercado que son más exigentes en cuanto al diseño y la calidad.
5. Baja competitividad.
En sus nichos de mercado las microempresas tienen una relativa competitividad porque ubicadas en los barrios populares pueden ofrecer sus productos directamente a los consumidores a precios relativamente bajos, y en ocasiones a crédito.
Sin embargo, los precios bajos se logran generalmente a costa de la calidad del producto (materias primas de menor calidad) y la baja remuneración del trabajo; y el crédito, va en detrimento de la liquidez de la empresa.
En síntesis, la competitividad de la microempresa no se logra con base en una mayor productividad sino sacrificando la calidad del producto, la rentabilidad y la liquidez factores que son determinantes para el desarrollo de una empresa.
6. Carencia de recursos de capital.
La escasez de recursos financieros es una de las características esenciales de la microempresa de la cual se derivan otras limitaciones, como: baja tecnología, baja productividad y competitividad, estrechez del mercado, baja rentabilidad y en consecuencia escasa acumulación de capital y para cerrar el círculo, escasas posibilidades de acceder a los mercados financieros.
7. Escasa formación gerencial de los empresarios.
La escasa formación gerencial de los empresarios de las microempresas es un obstáculo enorme para desarrollar las acciones de mercadeo.
Aferrados a las formas tradicionales de producción y de comercialización, ofrecen mucha resistencia a mejorar la calidad de sus productos que no responden a las necesidades y requerimientos de un consumidor más informado y exigente que cuenta cada día con mayores y mejores alternativas.
El individualismo y la falta de capacidad para negociar y trabajar coordinadamente, es uno de los factores determinantes del fracaso de las experiencias de comercialización colectivas que se han ensayado.
1.3 REALIDAD DE LAS MICROEMPRESAS COLOMBIANAS
Según Fedesarrollo, existe una alta tasa de mortalidad en el grupo de microempresas, lo cuál implica un mayor riesgo asociado a los préstamos. “En Colombia desaparecen cerca del 50% de las microempresas en el primer año y del 75% durante el segundo. En los Estados Unidos, de acuerdo con el Small Business Administration, anualmente desaparecen unas 550 mil empresas, lo cual puede representar 89.9% de las empresas con un año de antigüedad”[3].
Ante esta situación y la ausencia de garantías, las entidades se tardan, en promedio, 3 años para diseñar y desarrollar una línea de negocio de microcrédito, señaló un sondeo realizado por el gremio. De acuerdo con los banqueros, cuando se va a entrar al negocio de crédito micro y pyme es necesario desarrollar aspectos como el diseño de una tecnología crediticia apropiada, la reorganización de la red de sucursales y la gestión de programas de seguimiento y asesoría[4].
Lo realmente valioso de los datos presentados por Asobancaria es que a pesar de estos inconvenientes los microempresarios tienen una impecable cultura de pago. El indicador de calidad de cartera de microcrédito (que mide los créditos morosos con respecto al total de los préstamos colocados) mostró que a enero del 2002 este indicador era del 9.1% -el promedio de la cartera comercial es del 13% y de la cartera hipotecaria del 20%- y en enero de 2003 llegó al 6.5%[5].
Como consecuencia de la profundidad de la crisis actual, las empresas se han embarcado en reestructuraciones económicas exigidas por los cambios tecnológicos, que las llevaron a despedir personal. Todo esto ha conducido a la necesidad de volver la mirada sobre los trabajadores y repensar la implicación de estas medidas sobre los mismos. En efecto, las políticas de rediseño y reingeniería arrojaron como resultado despidos y descalificaciones que tornan más apremiante la exigencia de mayor democratización dentro y fuera de la empresa. Al mismo tiempo, la tensión del público se ha concentrado sobre la empresa y el empresario. Para hacer frente a esta crisis del empleo, algunas naciones desarrolladas han retornado hacia la empresa, sin duda porque el crecimiento del empleo en el sector público no podía ser una buena solución.
A partir de este dato, una nueva cultura de empresa se ha desarrollado en algunos países ( como Bélgica, Canadá, Francia, Nueva Zelandia), en la cual la necesidad no pasa por la reducción de empleo y la precarización de la estabilidad sino sobre todo, por las profundas transformaciones de las estructuras y las calificaciones y por la flexibilidad implícita en los inevitables rediseños dentro y fuera de las empresas, lo mismo que por las mutaciones tecnológicas.
Este retorno a la empresa y a la racionalidad económica, tiene alguna cosa de paradojal dentro de la medida en qué, siguiendo a Andrë Gorz, uno puede considerar que justamente el triunfo de esta razón económica es lo que ha provocado el divorcio del trabajo y de la vida, de la producción y de las necesidades, de la economía y de la sociedad.
Con todo ello, además de la precarización creciente del trabajo y su legislación, también se generaron expresiones creativas las que, de la informalidad están avanzando hacia sistemas más estructurados a la vez que crece el reconocimiento de los gobiernos locales, particularmente, y, la insinuación de estructuras supramunicipales como actores de desarrollos regionales.
Aún en las mismas empresas involucradas en esta crisis, surgieron microempresas internas y satelitales que canalizaron tercerizaciones y subcontrataciones.
2. INCUBADORAS DE EMPRESAS
2.1 CONCEPTO
Las Incubadoras de Empresas son instituciones que aceleran el proceso de creación, crecimiento y consolidación de empresas innovadoras a partir de las capacidades emprendedoras de los ciudadanos. Su principal labor consiste en desarrollar la visión empresarial para que las ideas de negocio de los emprendedores se hagan realidad.
Las incubadoras fundamentalmente realizan transferencias de know how y prestan servicios de distinto tipo a quienes se alojan en ellas. Algunos de los servicios que se brindan son: espacio físico para oficinas o laboratorios, asesorías profesionales, establecimiento de contactos para posibles alianzas o financiamiento, etc.
En cuanto a sus objetivos, las incubadoras pueden diferenciarse en: incubadoras de empresas de base tecnológica, incubadoras de empresas tradicionales (o productivas) e incubadoras mixtas, que albergan empresas de ambas características.
Un concepto relacionado es el de Parques Científicos o Tecnológicos. Se trata de iniciativas que aseguran una vinculación entre las organizaciones de Investigación y Desarrollo Tecnológico y el mundo de la producción y las empresas, con el apoyo de los poderes públicos, generalmente locales, para incrementar la competitividad de los territorios y las empresas incluidas.
2.2 TIPOS DE INCUBADORAS
Al igual que en el caso de las incubadoras, existen diversos modelos de Parques o Polos Tecnológicos: desde aquellos netamente científicos y académicos, hasta tecnológicos e incluso empresariales; los hay desde los que jerarquizan la valorización inmobiliaria de infraestructuras y terrenos hasta aquellos dirigidos a la generación de medios innovadores o la diversificación del tejido productivo o el relanzamiento de una zona industrial en declive; pueden estar circunscriptos a un área específica y cerrada o pueden tener por espacio de actuación a toda una ciudad, aglomeración o región; pueden tener un origen universitario, empresarial o gubernamental (la mayoría de las veces local); funcionan, además, bajo diversas formas: sociedades anónimas, fundaciones o figuras mixtas.
BIBLIOGRAFIA
http://www.dnp.gov.co/
http://www.gestiopolis.com/
www.monografias.com
[1] Esta generalización tiene amplias excepciones. Existen en todas las actividades económicas microempresas que por la novedad, diseño y calidad de sus productos compiten con éxito con pequeñas y medianas empresas. La generalizacion aquí tiene una utilidad práctica porque, primero, se trata de definir estrategias para la mayoría de las microempresas; y segundo, porque precisamente son las microempresas más desarrolladas las que han logrado posicionar sus productos en segmentos de mercado diferentes y no solicitan por lo mismo los servicios de las entidades de apoyo.
[2] Esta afirmación tiene también una validez bastante relativa. Con la apertura económica pequeñas y medianas empresas que han perdido sus mercados tradicionales han empezado a incursionar en mercados populares que antes no eran tan importantes para ellas.
[4] Ibid
[5] Ibid